Un viento gélido que cala hasta los huesos recibe a los visitantes del Sajama. Ahí, a los pies del nevado más alto de Bolivia (6.542 msnm), donde el paisaje color marrón combina perfecto con la tierra árida, fría y helada, hay vida humana.
En esta zona también viven alpacas, llamas y vicuñas, que son la principal actividad económica y alimenticia de las cinco comunidades que componen el Parque Nacional Sajama, situado en el noreste de Oruro.
Desde hace unos años el turismo aventura se ha convertido en una alternativa de ingreso para sus habitantes; sin embargo, falta promoción interna y externa para atraer a los visitantes.
“Necesitamos que nos conozcan más en Bolivia y fuera de nuestro país. No tenemos internet”, se lamenta Amalia Marca, recepcionista del albergue comunitario Tomarapi.
Pero, pese a las pocas condiciones que tienen, sus habitantes se dan modos para atender con calidad y calidez a los visitantes. En cada parada del recorrido el ritual andino y las ofrendas a la Pachamama no pueden faltar.
Después, las mujeres, vestidas con chompas y polleras de lana negra o café, se encargan de ofrecer mates de hierbas medicinales para calentarse por las bajas temperaturas que casi siempre están bajo cero. Un banquete de comida típica a base de carne de llama tampoco puede faltar.
Cultura y tradición
Antes de ingresar a territorio orureño, en ambos lados de la carretera Patacamaya - Tambo Quemado (aún en suelo paceño) se encuentran las primeras chullpas, una especie de mausoleo exclusivo para personas notables de familias aimaras de siglos pasados. EXTRA constató que en algunas de ellas permanecen huesos humanos.
Continuando la travesía se debe hacer un desvío inevitable para ingresar al municipio de Curahuara de Carangas. Allí, en la capital de la provincia Sajama, se levanta la única capilla sixtina de Bolivia, un tesoro arquitectónico del siglo XVII. Su restauración fue gracias a misioneros españoles y franceses.
Naturaleza pura
Alrededor del doctor Sajama, como lo llaman los lugareños al imponente nevado, no hay nada que interfiera para apreciar la naturaleza y el paisaje compuesto por paja brava, árboles de queñuas, llamas, alpacas y un desierto árido, que parece hecho con pincel a la distancia.
Los géiseres (que parecen pequeños volcanes) en la zona de Wallaqueri con sus aguas calientes atraen a propios y a extraños con un espectáculo fascinante. Incluso algunos se atreven a cocer huevos de gallina con el vapor humeante.
Aunque todos se desplazan bien abrigados por la región, los turistas que llegan a las lagunas termales de Manasaya no dejan pasar la oportunidad para darse un chapuzón. Los pobladores aseguran que sus aguas tienen propiedades, medicinales por lo que el visitante está autorizado a permanecer en ellas durante el tiempo que sea necesario.
Apoyo
Por las características de la zona, los pobladores del Parque Sajama ven con buenos ojos los proyectos impulsados por el Viceministerio de Turismo.
La construcción del Centro de Interpretación de Camélidos, un Centro Geológico, señalizaciones en puntos icónicos y mejoramiento de servicios abrigan esperanzas a los habitantes del majestuoso Sajama
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