La teoría de la armonía de opuestos no puede estar mejor materializada que en las aguas del lago Titikaka, donde un par de islas casi contiguas son la posada de dos astros opuestos, el sol y la luna.
Sin mayores complejidades, y como símbolo de gratitud a ambos astros, sus habitantes nombraron a las dos porciones de tierra flotantes Isla de la Luna e Isla del Sol, 8 kilómetros distantes una de la otra.
La primera es habitada por unas 25 familias que han sido bendecidas por la naturaleza.
Y es que su isla les brinda tierras productivas, debido a que está rodeada de las aguas dulces del Titikaka, pero a la vez los aisla de servicios básicos como la electricidad.
Esta ausencia es paliada con paneles solares por los adultos, mientras que los niños de cachetitos colorados, por exceso de sol y frío a la vez, al caer la noche encienden fogatas a orillas del lago.
El panorama en la Isla del Sol es más místico, pues cada vestigio que hay en el lugar tiene su propia historia.
Por ejemplo, hay restos de un palacio que supuestamente era habitado por las “Vírgenes del Sol”, unas mujeres “escogidas” que aprendían varios oficios para llegar a ser esposas de los incas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario