Todo comienza en la parada de la línea Amarilla del teleférico, que es el primer punto de un circuito turístico que se creó en El Alto, con el fin de mostrar -entre otros detalles- la arquitectura andina. Esta se expresa en imponentes edificaciones de colores estridentes que ostentan un chalet encima.
El guía es Wilfredo Poma, propietario de la Fundación Saraña, es un alteño que decidió impulsar "rutas alternativas” para dar a conocer los lugares más representativos de esta ciudad, como estas viviendas que fueron noticia en el mundo por su peculiaridad.
"¡Están por todos lados!”, dice un visitante. Los extranjeros que toman el tour no esperan ni un segundo para sacar sus cámaras y tomar fotografías de estas casas.
Las miran como si fueran "de otro planeta”. Y es que cada una es diferente a la otra, y pareciera que compiten por ser la más extravagante. Parte del asombro se debe a lo recargado de las fachadas en cuanto a sus colores y diseños.
"¿Por qué son así?”, pregunta un francés. Tiene los ojos muy abiertos y da la impresión de que no quiere perderse ningún detalle. Hoy, Poma ayudará a absolver esa pregunta.
"Este circuito turístico es para impulsar a El Alto, porque es una ciudad digna de visitar. Esta arquitectura es interesante y por eso la incluí en la ruta para que los turistas conozcan más a fondo estas casas”, comenta.
El costo del paquete turístico por persona es de 350 bolivianos, que incluye -entre otros puntos- la visita al epicentro de la guerra del gas, donde se cuenta lo que significó esa gesta en la historia reciente del país; o la "calle de las cholitas”, un pasaje donde se comercializa productos para la mujer de pollera.
El inicio del recorrido
La ruta comienza en el "corazón de esta ciudad”, la Ceja, donde ya se divisan casas de este tipo. Lo que más asombra son los adornos que ostentan las fachadas y los degrades de tonos rojos, verdes, amarillos, azules, que son los más utilizados en estas construcciones.
"Los colores de estas casas vienen del aguayo. Parece que brillan, pero es por el degradé, que es una técnica ancestral, que se ve reflejada en los textiles”, explica Poma, antes de comentar que los diseños se inspiran en la cultura Tiwanakota.
La segunda parada es la zona 16 de julio, que es uno de los barrios donde -asegura el guía- hay más de estas edificaciones. Wilfredo relata que el constructor de la mayoría de estas casas es el arquitecto Freddy Mamani a quien llama "El Mamani Mamani de la arquitectura”, pues construye cada una de ellas como si fuera una "obra de arte”.
"Muchos creen que no es arte porque no sigue los cánones académicos de la arquitectura, pero el arte es libre”, asevera Poma, antes de explicar que en El Alto existen como 100 edificios de este tipo.
Además, comenta que se construyeron viviendas como estas en diferentes partes de Bolivia e incluso expresa que se edificaron en Perú, Chile y Brasil. "Es una arquitectura que se está exportando”, afirma.
La "pionera”
La siguiente parada es la avenida Juan Pablo II, donde se ubica la "primera casa” de El Alto que se construyó de esa forma, según el operador en turismo. Es una vivienda de tonos verdes, que tiene cuatro pisos, y luce el infaltable chalet.
Quienes más impactados quedan por el recorrido son los turistas nacionales, "porque creen conocer, pero se van con mucha información nueva”. Los visitantes extranjeros, en cambio, se marchan maravillados por la enseñanza, y suelen motivar a Poma a seguir adelante con el tour.
"Estas casas son el reflejo del desarrollo de El Alto, somos la segunda ciudad más poblada del país (848.840 habitantes)”, manifiesta el guía. "La siguiente que vengan habrá más de esta arquitectura”, vaticina.
Emerge una nueva alternativa para descubrir la ciudad alteña
La Fundación Saraña ofrece una forma diferente de conocer la ciudad de El Alto, "desde adentro”, como un ciudadano más y así descubrir la historia que hay en sus calles.
La visita comienza en la línea Amarilla del teleférico. Al arribar, el guía turístico Wilfredo Poma dirige a los visitantes hacia la Ceja, para llegar a la "calle de las brujas”.
Poma cuenta que quienes trabajan en esa vía experimentaron las "señales divinas”, como el haber sobrevivido a un rayo. "Gracias a esto ellos tienen cierto poder para ayudar a la gente”.
Después de recorrer esa calle, la siguiente parada es el "Mirador Corazón de Jesús”, donde se vislumbra los nevados Illimani, Mururata, Chacaltaya y el Huayna Potosí. Todos quedan maravillados por la vista.
En este lugar, Wilfredo relata la leyenda de cada uno. "El corazón de Tupac Katari está enterrado a la derecha de la estatua de este mirador. Es por esta razón que este lugar es sagrado”, manifiesta Poma antes de mostrar el lugar donde la gente deja sus ofrendas.
Al seguir la ruta a pie se llega al edificio de El Ceibo y se ingresa a la plaza de comidas, donde se sirve platos como Fricasé de llama y otros a base de quinua como el peske o la phisara.
Después de degustar la comida, el guía lleva a los visitantes a la zona 16 de julio, para que conozcan la "calle de las cholitas”, un pasaje donde destacan los colores de las enaguas a la venta, y donde también se comercializa joyas, sombreros y toda la ropa que usan las mujeres de pollera.
Al terminar el recorrido, todos se dirigen hacia la Universidad Pública de El Alto, donde Poma enseña los murales de esa casa de estudio, y a través de ellos explica "la lucha de los ciudadanos alteños por el acceso a la educación superior”.
¿Por qué no cholets?
Estas casas han recibido bastantes nombres como "arquitectura cohetillo”, "arquitectura popular”, "arquitectura chola”, y cholets la más conocida denominación. Sin embargo, Wilfredo Poma explica que este término no es el adecuado porque puede dar lugar a interpretaciones peyorativas de la palabra.
"El arquitecto Freddy Mamani dice que el nombre adecuado es ‘arquitectura andina’ o puede llamarse ‘alteña’, porque es un estilo recuperado y ahora está en su máximo esplendor”, afirma Poma.
Según este guía hay que "sacar” este término del vocabulario pues "a nadie le gustaría que a tu creación le pongan un nombre que insulte a las personas que viven dentro”.
Punto de vista
Agustín Echalar
Operador en turismo
"Es un atractivo, no cabe duda”
No cabe la menor duda de que es un atractivo turístico para que la gente vaya a El Alto. Todas las personas que vienen a Bolivia pasan por El Alto y cruza éste. Entonces indudablemente es un tema de interés.
Cualquier guía de turismo al recorrer este lugar va a tener que hablar de este fenómeno de las fachadas, de las casas y de esta arquitectura, creer que es material para una visita exclusiva, en términos generales, me parece un exceso de optimismo o un exceso de ignorancia respecto a lo que puede ser un atractivo turístico.
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