El Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, atrae a 400 mil turistas del mundo que llegan días antes para admirar a los 50 mil danzarines y 10 mil músicos que, con su danza, coreografía, vestimenta, caretas hermosas y nuevas partituras, hacen una demostración de fe hacia la Virgen del Socavón, bailando en las calles de la ciudad.
“Hemos estimado la visita de 400 mil espectadores que se acomodan en las graderías de la ruta del Carnaval de Oruro”, afirmó el alcalde municipal de esta capital, Juan José Ramírez. “Es posible que sea más, porque incluso han llegado delegaciones de danzarines que se alojan en locales especiales o en casas particulares”, dijo.
La ruta del carnaval tiene una extensión de 3.000 metros lineales y, durante los últimos días, ha despertado curiosidad la iniciativa orureña de construir un nuevo escenario, que no sea precisamente un Diablódromo, porque “no solamente deben bailar los diablos, sino también morenos, tobas, caporales, tinkus, incas, morenos, cullaguas y otros conjuntos folklóricos”.
Los turistas, que llegan a través de las agencias especializadas, programaron su visita con anticipación, para acomodarse en las graderías de la plaza 10 de Febrero y en la Avenida 6 de Agosto, donde se encuentran los espacios más comodos, pero también los precios de cada asiento suben hasta los 120 dólares, incluyendo comida y transporte.
La fastuosa Entrada del Carnaval de Oruro, tal como se denomina originalmente, empieza a las 7.00 horas y concluirá hasta las 7.00 horas del domingo 15, con la participación de 50 conjuntos folklóricos que, en algunos casos, tienen a más de 1.200 y 1.300 danzantes, con diferentes grupos y con cuatro o cinco bandas de música.
Los turistas llegan desde Japón, Estados Unidos, España, Inglaterra, Suecia, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile y Perú, particularmente. Algunas japonesas bailan en los tinkus de Oruro.
El escenario, según el viceministro de Gestión Comunicacional del Ministerio de Comunicación, Marcelo Elío, “ha quedado muy pequeño e incómodo para acoger a miles de personas” y por eso, se ha planteado la necesidad de construir un “Diablódromo” o “Folklódromo”.
El anuncio, sin embargo, simplemente quedó en iniciativa, porque no hay proyecto. Elío dijo que se piensa convocar a los arquitectos para que preparen un diseño y el mejor se puede escoger. El escenario, sin embargo, tendría que estar todavía en la ciudad.
Por su parte, Henry Ramírez, ingeniero, consideró que un escenario no se puede ni se podrá construir dentro de la ciudad, por los edificios que están levantados. Dijo que tendría que ser una obra fuera de la urbe, en la zona Oeste, donde se podría denominar Ciudad de la Cultura, con 4 kilómetros de recorrido, porque “ya no hay espacio en la ciudad”.
El espectáculo del Carnaval de Oruro se destaca por el colorido y la hermosura de los trajes preparados por los bordadores de la calle La Paz. Hay caretas para todos, incluyendo a los diablos, diablezas, morenos, morenas, incas, caporales, tobas, llameradas, tinkus e incluso para algunos grupos de la danza de los potolos. Oruro acumula la cultura boliviana y se desarrolla con gran intensidad y participación de hombres y mujeres, niños y niñas, que bailan en las calles, para llegar hasta los pies de la Virgen del Socavón, ante quien se comprometieron danzar durante tres años consecutivos.
El gobernador de Oruro, Santos Tito Veliz, confirmó la visita de las delegaciones oficiales de las embajadas acreditadas en Bolivia, quienes se ubican en los balcones y otros, en las graderías oficiales de la plaza 10 de Febrero.
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