Para aquellas personas que pensaban que en El Alto, la ciudad más alta y joven del mundo no existía turismo, están equivocados, pues a tan sólo 45 minutos de la plaza principal en la zona Ballivián inicia La Ruta Qhutaña, un atractivo impulsado por la unidad de Promoción de Turismo de la Alcaldía de El Alto y en coordinación con la Empresa Estatal Boliviana de Turismo (Boltur), que busca apoyar al fondo del turismo comunitario de Milluni. Ubicado en el distrito 13 de esa urbe a 4.600 metros sobre el nivel de mar.
La propuesta comprende al menos siete horas de caminata donde los turistas, por tan sólo 120 bolivianos, tendrán transporte de ida y vuelta, almuerzo comunitario, servicio de guía turístico y otros materiales de apoyo para conocer la zona que pretende tener viajes sábados al mes.
El recorrido empieza en la Apacheta Jilarata que significa lugar alto, un mirador con panorama de 360 grados y desde donde se aprecia al norte el Huayna Potosí, al oeste el lago Titicaca, al sur los 13 distritos de El Alto y al este el Illimani. Según los pobladores, pero sobre todos los responsables de turismos que acompañaron el recorrido, el lugar es sagrado porque es ahí donde cayeron rayos. Es por eso que antes de entrar a la ruta, se debe pedir permiso a los ayllus, achachilas y a la Pachamama a través de una llama de piedra situada en el lugar.
Aproximadamente 15 minutos de caminata más tarde esta Moroq’ota, un bebedero natural cuya aguas cristalinas sirven de líquido vital para aves del lugar como patos,, similares al pato Lucas negros con corbatones naranjas, gaviotas y alkamaris.
Otros de los atractivos es la Exestuquera Milluni, situada a 40 minutos de caminata más allá. En este lugar en 1960 hasta 1984 aproximadamente se producía al menos dos camionetas de estuco diarios, cuyo destino era la ciudad de La Paz. "Muchas de las edificaciones que se encuentran en Palacio de Gobierno y alrededores que son casas antiguas, llevan en sus fachadas este estuco", explicó José Luis Poma, presidente de la Comisión Impulsora de Turismo Comunitario, quien además dijo que quienes trabajaban allí, no percibían un sueldo, solo alimentos.
La laguna Esmeralda o también laguna verde, que se caracteriza por ser uno de los lugares paradisiacos por sus paisajes, pues el reflejo de la luz solar en el agua le da una apariencia de un verdeazulado gracias a los minerales que se hallan al fondo. Para llegar al lugar se debe realizar otra caminata de 40 minutos. En el lugar se piensa realizar un lanzamiento bungee o cruzar el lago a través de una cuerda.
Con una extensión de 277 hectáreas alberga más de 10.000 metros cúbicos de agua, cuyo color varía entre amarillento, naranja y rojo sangre, está la represa de Milluni y la Laguna Colorada, cuyo líquido está contaminado por la explotación de la minería sin embargo luego de su purificación y canalización en la Planta Epsas de Alto Lima, llega a las viviendas en el casco urbano central paceño, además de Miraflores y El Alto.
El recorrido también contempla una visita al desierto naranja en Chusamarka, y la mina Milluni. Donde se realiza la construcción de un museo mineralógico, que expondrá todo los minerales del lugar además de piezas patrimoniales y religiosa.
El recorrido para los medios de comunicación contempló además un recorrido por la comunidad de Milluni, ruta que forma parte de otro circuito también impulsado por la unidad de Promoción de Turismo de la Alcaldía de El Alto, Boltur y el fondo del turismo comunitario de Milluni.
Max Cerón Choque, hijo de uno de los mineros, explica que la mina inició sus operaciones en 1920, a cargo de la compañía inglesa la Fabulosa Mines Consolidated. Esa compañía se declaró en quiebra en 1972 y se hizo cargo la Compañía Minera del Sur, de los hermanos Sánchez de Lozada, hasta 1985, cuando llegó la relocalización.
En 2006, un grupo de extrabajadores toma la iniciativa de reabrir la mina y adquiere el derecho concesionario de manos privadas (asesores de Comsur) y se reactiva. Actualmente se explota zinc en el yacimiento.
La profundidad de la mina actualmente es de 800 metros y el ingreso a los visitantes es 400 interior mina donde los visitantes conocen al Tío (Guardián de las cavernas del infierno).
El recorrido termina con un tour por el campamento minero, donde se halla el teatro Hernán Siles Zuazo lugar donde cantaron los Corihuayras, Los Taquipayas además de obras teatrales importantes con el Teatro Nacional, hoy un lugar consumido por la humedad, los roedores donde sólo quedan recuerdos.
La iglesia, cuidada por una Ñ’atita, alberga a la Virgen de la Inmaculada Concepción cuyo tesoro más grande son sus vestimentas que datan de los años 20. Según los guías, cada año los comunarios realizaban las fiestas y le daban una nueva indumentaria, es por eso que tiene trajes incluso de militar.
El final de la travesía llega con la visita al histórico cementerio de Milluni, que es el icono del lugar. Las tumbas recuerdan a los visitantes que fue la mañana del lunes 24 de mayo de 1965 que varios mineros se apostaron en el lugar para hacer frente a las tropas enviadas por el expresidente boliviano René Barrientos. Por entonces, todas las minas fueron intervenidas, excepto Milluni. A través de la radio Huayna Potosí se envió un mensaje a los invasores. Se les dijo que los trabajadores no les temían y que pelearían. La historia es conocida.
Mucha gente murió, entre mineros, palliris y niños, la mayoría de ellos aún reposa en el camposanto.
Si se entrecierran los ojos al divisar el cementerio a cierta distancia, puede verse que su arquitectura simula un pueblo. Ello se debe a que quienes lo construyeron, buscaron reflejar su deseo de sentirse “como en casa”.
Ambos atractivos turísticos son promocionados bajo el lema: “Turismo, Cultura y aventura Así es El Alto”.
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