miércoles, 3 de junio de 2015

La carretera de la muerte, pura adrenalina

El Camino a los Yugas, más conocido en todo el mundo como la Carretera de la Muerte o Death Road, fue en sus inicios una vía para unir los pueblos indígenas de Bolivia y posteriormente se convirtió en la única vía de comunicación entre La Paz y Coroico, en la baja cordillera de los Andes en su descenso a la cuenca amazónica.

Fue construida en la década de 1930, en parte con mano de obra de prisioneros paraguayos durante la guerra del Chaco (una de las más importantes en Latinoamérica durante el siglo XX). Hoy es el único lugar de Bolivia en el que se conduce por el lado izquierdo (al igual que en Gran Bretaña o Australia) ya que en caso de cruce con otro vehículo el conductor pueda ver con mayor facilidad el borde del camino.

Singular, pues, por su geografía y tipo de construcción: una sola vía para ambos sentidos (sin barreras protectoras), tierra suelta, lluvias, barro, niebla, acantilados y una anchura que en algunos casos no supera los tres metros la hacen no apta para cardiacos. Paradójicamente, su peligrosidad es lo que la ha hecho mundialmente conocida y lo que atrae a miles de turistas que disfrutan de pura adrenalina al descenderla en bicicleta.
Descenso con los sentidos alerta

Uno puede optar por hacer el descenso por cuenta propia (poco habitual) o unirse a alguna de las organizaciones que ofrecen este servicio desde La Paz, quienes proporcionan bicicletas de descensocon doble suspensión y frenos de disco, algo muy importante para poder realizar el camino sin problema.

Es importante seguir una serie de recomendaciones para evitar accidentes, entre ellas la de no competir con otros ciclistas (en caso de querer adelantar se debe avisar previamente «¡Voy por la derecha!»); no quitar en ningún momento los ojos de la carretera; o pedalear por la parte izquierda del camino.

Al comenzar la marcha el ciclista notará que las bicicletas toman gran velocidad, aunque responden con gran fiabilidad ante las diferentes rocas y pedruscos. Si bien es cierto algunos de ellos se verán muy cerca del suelo y las diferentes cruces que jalonan el camino en recuerdo de las víctimas harán que los cinco sentidos se activen con rapidez y el corazón sufra algún sobresalto.
De la montaña al trópico

La ruta no requiere de un gran estado físico ya que principalmente la disciplina que se practica es downhill, es decir, descenso puro y duro, con unos pequeños repechos en la zona final. Se comienza a una altura de 4.700 metros hasta llegar a los 1.200 en Yolosa. Esto supone empezar con temperaturas bajas en las que se recomienda ir abrigado y finalizar en la zona amazónica, con un clima más benigno y mayor humedad. En consecuencia, se producirá una evolución en los paisajes por los que se va pasando: del comienzo montañoso se pasa a una zona tropical, disfrutando de bellos parajes con una vegetación frondosa y el paso por cascadas y riachuelos.

Casi todos los ciclistas suelen salir desde La Paz, a 3.600 metros, en un transfer que les lleva junto a sus bicicletas hasta el punto más alto del recorrido, conocido como La Cumbre y situado 4.7000 metros de altitud. Este primer tramo suele ser frío y con niebla y transcurre por una carretera asfaltada donde se ha de ir adelantando a los camiones que principalmente transitan dicha vía. La carretera está bien pavimentada a pesar de las numerosas curvas del trazado y es el momento en el que el ciclista podrá alcanzar las mayores velocidades (se llega hasta los 75 km/h).

Tras pasar por un peaje y control policial (exclusivo para los coches con motor) se llega hasta Unduavi, punto en el que se hace una breve parada para comprar la entrada (25 Bolivianos) a lo que es propiamente el Camino de la muerte. Aquí el pavimento asfaltado cambia por una trazado de arena y piedras y se pueden observar los barrancos casi de un kilómetro de caída que hacen que más de uno se plantee el continuar con la ruta.

El descenso será contante y aquí dependerá del ritmo de cada persona el tiempo que se demore en bajar, siendo la media entre tres y cuatro horas. A lo largo del trayecto se pasará por algunas quebradas y pequeñas cascadas perfectas para refrescarse y por varios miradorescomo el de San Juan o el del Cerro Rojo, donde se puede parar para tener una panorámica del paisaje.

DATOS TÉCNICOS

DISTANCIA: 64 kilómetros.

DIFICULTAD: El requerimiento físico no ha de ser muy elevado, por lo que es habitual que prácticamente cualquier persona pueda realizarlo. Lo que sí es de gran importancia es prestar gran atención y no desviar los ojos del camino.

TIEMPO: Seis horas.

DESNIVEL: Salida a 4.700 metros y llegada 1.200 metros de altitud.

TIPO DE BICICLETA: Downhill, doble suspensión y frenos de disco

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