Historia y presencia. Esta edificación se construyó en 1632, posteriormente tuvo que ser intervenida en dos oportunidades para salvaguardarla; gracias a esto aún se yergue imponente en el centro de la ciudad.
A veces el ritmo de vida, la presión del tiempo y la cotidianidad lleva a las personas a ignorar algunas obras arquitectónicas ubicadas en diferentes sectores de la ciudad que, con el paso del tiempo, llegaron a convertirse en preciadas piezas históricas. Una de ellas podría ser la Iglesia de Santo Domingo, que hoy ya cuenta con 403 años de vida religiosa.
¿Cuántos parroquianos que asisten a esta iglesia, ubicada en la esquina de la avenida Ayacucho y calle Santiváñez, saben que están dentro de la primera estructura religiosa de Cochabamba? Sólo los libros, historiadores y algunas personas conocen el proceso histórico y arquitectónico que atravesó la edificación para mantenerse vigente hasta la fecha; y, aunque sufrió algunos cambios de construcción en una parte de su terreno, se mantuvo intacta la iglesia.
Esta edificación constituye la última obra de la arquitectura colonial religiosa de la ciudad, de estilo mestizo. En su muro de ingreso se observa algunos detalles ornamentales muy originales, los cuales son similares a los existentes en los templos mestizos del altiplano.
En la actualidad, solo algunos escalones de piedra anteceden el ingreso de la misma, debido a la cesión de terreno para la ampliación de la avenida Ayacucho.
A inicios de 1700 está iglesia contaba con un pequeño patio de ingreso y su jardín. El portón de madera -que casi cuadruplica el tamaño estándar de cualquier puerta normal- resguarda el ingreso a la “Casa del Señor”.
Por lo general, está abierta de par en par, así se puede apreciar el gran espesor. A simple vista se nota que es la puerta original, trabajada a la manera antigua; donde las uniones eran fabricadas sobre la madera, con juntas. Las hendiduras verticales son un indicio del paso del tiempo sobre ellas.
LOS PRIMEROS CIMIENTOS
De acuerdo a los antropólogos Geraldine B. de Caballero y Rodolfo Mercado Mercado en su libro: Monumentos Coloniales Cochabamba”, la parroquia de Santo Domingo fue fundada en 1612, como anexo del convento de estos frailes.
La primera iglesia era una pequeña capilla de factura mestiza tosca, la cual fue edificada en 1631. Años más tarde, en 1641 y gracias a la providencia testamentaria de don Esteban de Salamanca, se inicia la construcción de la primera iglesia, de modesta estructura, la cual fue construida de una sola nave y con cubierta a dos aguas, reproduciendo el típico modelo renacentista.
Asimismo, la arquitecta Patricia Dueri sostiene que no hay mucha información respecto a esta primera edificación, debido a que no existen los libros de fábrica correspondientes.
En el informe de Francisco Viedma se mencionaba que contiguo a la iglesia existía un patio de claustro del convento de los Dominicos -en el año 1825 cuando el General Sucre expulsara a los sacerdotes- fue tomado por el Estado y hoy estaría funcionando el Colegio Abaroa.
Luego de 150 años de la primera edificación se construyó el templo actual porque éste se hallaba muy dañado y con riesgo de desplome. Este segundo templo fue construido entre 1778 y 1794, es decir, 17 años de trabajo, y don Francisco García Claros, empresario de las minas, fue el que donó los fondos.
El padre Jorge Triveño, quien fuera párroco de este templo por 36 años, menciona que este parroquiano era muy devoto a la Virgen del Rosario, patrona del templo, y que su fe lo llevó a impulsar la construcción del templo.
“Él tenía minas en Chuquicamata- Independencia, lo pagó todo. García Claros tenía un plano del templo que no llegó a concluir porque falleció”.
ARQUITECTURA
Esta segunda construcción presenta en su diseño una planta en cruz latina y una cubierta de bóveda de cañón, configurando una sola masa pétrea. Es posible advertir que, por su traza original arquitectónica, esta iglesia fue concebida con un criterio basilical de tres naves.
No es fácil dar una explicación acerca de la decoración existente en la fachada, dado que se reproduce una concepción barroca mestiza del ámbito altiplánico, por la presencia de sus figuras antropomorfas con rasgos mestizos.
Las ventanas de arcos trilobuladas fueron reemplazadas por cristales en 1968, que en aquel tiempo eran iluminadas por láminas de berenguela.
Sus robustas paredes de piedra y barro aíslan el bullicio de la urbe brindando un momento de paz para el recogimiento y oración de sus fieles parroquianos.
En el marco de las nuevas condiciones imperantes en la república, el interior de la iglesia fue remodelado siguiendo los cánones del academicismo francés con influencia neoclásica, generando una poderosa atracción visual a partir de su altar mayor y sus altares laterales que se organizan unitaria y armónicamente.
Este conjunto logrado, define una percepción ambiental de elegancia lumínica.
Dentro de la iglesia los fieles dispusieron a sus santos en altares secundarios u hornacinas; la mayoría de ellos provenientes de la adoración de los Dominicos, como ser: Santa Rosa de Lima, San Francisco de Asís y Santo Domingo, esta es la única imagen que corresponde a los años de fundación de la iglesia, las demás son de origen posterior.
“Hasta el Señor del altar mayor fue donado por una feligrés que vivía por la cárcel, como una solicitud personal del párroco anterior”, asegura Triveño.
ARCHIVO histÓRICO
Por ser la primera parroquia de la región en esa época, esta iglesia resguarda el archivo religioso más importante de todos los existentes en la ciudad de Cochabamba. Allí se extendía las partidas de nacimiento, bautizos, matrimonios y defunciones.
El padre Triveño asegura que en este templo se conservan los documentos desde 1609 para adelante y que no existen registros anteriores a la fecha. De acuerdo a este expárroco, en esa época todavía existía la clasificación de libros por castas, es decir, se llevaba el registro de los nacimientos de acuerdo al libro de indios, mestizos y españoles.
Así también conservan datos representativos para nuestra historia, como el registro de defunción de Alejo Calatayud (1731), un año después de organizar la revuelta cochabambina contra el yugo español. De igual manera se registra el matrimonio del último gobernador español, Josef Gonzáles de Prada con Nicolasa Marrón de Lombera en 1810. Entre los múltipes datos que se guardan en este archivo también se conserva el registro del bautizo de Adela Zamudio (1854), la poetisa boliviana a la cual se le atribuye la celebración del Día de la Mujer.
Cabe mencionar que la importancia de los archivos radica en que los libros son fieles testimonios de vida y muerte de los protagonistas de la historia de esta ciudad.
MUEBLES
La riqueza cultural de esta estructura arquitectónica no solo se limita a la parte de la construcción sino también a los tallados existentes.
De acuerdo a datos proporcionados por Geraldine de Caballero en su libro, solo en el presbítero del templo se pueden apreciar tres sillones de diáconos tallados en cedro, los cuales aún se encuentran en buen estado de conservación.
Uno de los sillones muestra un perrito con una tea en la boca, que representa el sueño que tuvo la madre de Santo Domingo antes de que éste naciera, sueño que fue interpretado por un obispo de la época en que el niño sería santo o sabio.
Otro sillón representa una estrella, la que dicen apareció cuando Santo Domingo fue bautizado y el tercer sillón tiene esculturas de la Virgen del Rosario, patrona de la iglesia.
LAS RESTAURACIONES
Hasta la fecha, esta estructura religiosa sufrió dos restauraciones importantes, las cuales fueron realizadas por arquitectos aunque según los autores de “Monumentos coloniales Cochabamba” señalan que la mayor parte de los edificios virreinales han sido estropeados por las malas restauraciones y los aditamentos posteriores que desentonan con la arquitectura original de los templos.
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