Conociendo Bolivia. Si bien esta región es conocida por constituirse en una ciudad fronteriza cuya economía debe al contrabando en general, su territorio es un secreto bien guardado en cuanto a recursos turísticos.
Villazón, a pesar de su aparente paisaje natural que parece carecer de todo encanto divino, su vasto territorio dominado por infinitas tundras que terminan con el nacimiento de impresionantes valles colorados y grisáceos, es una caja de sorpresas de nunca acabar. Con solo ir unos cuantos kilómetros hacia el saliente o al poniente, en cada recodo que hacen de pequeños istmos, es posible encontrar varias aldeas rurales, haciendo del lugar un hermoso oasis, digno de una postal.
La mayoría de esas poblaciones es un libro abierto para los historiadores, pues en la intimidad de sus ambientes se han escrito una serie de hechos históricos, como los afanes para la batalla de Suipacha, la guerra del Pacífico o la del Chaco, por citar entre otros.
No solo eso, la existencia de vestigios arqueológicos de arte rupestre y asentamientos humanos demuestran que el municipio de Villazón tiene sus raíces en los Chichas, además de los Omaguacas o los Incas, de cuyas civilizaciones aún perviven muchas de sus costumbres expresadas en las distintas manifestaciones culturales de ahora.
Dada esa riqueza tangible e intangible, Villazón se abre al turismo como la mejor oportunidad de mantener encendida esa lumbre cultural, a través del diseño de tres productos turísticos, como es el “Circuito Este, Central y Oeste”. En esta oportunidad se describirán los encantos que atesora el Circuito Este.
Travesía turística
Inmerso al final del páramo puneño de vistosos colores vivos y grisáceos; salpicados del eterno verdor de sauces, molles y álamos que crecen plácidamente en el serpenteante río Sococha, ahí se encuentra este circuito turístico.
Particularmente a este circuito le caracteriza su clima cambiante: frígido en el límite fronterizo con la república de Argentina y templado en las comunidades río arriba, colindantes con el departamento de Tarija.
Sin embargo, su principal atractivo, sin duda es su exuberante configuración paisajística de diferentes tonalidades, dignos de una ruta Dakar.
Montañas encadenadas de color plomizo que imperceptibles dan paso a las coloradas y de ahí a tonos pardos; así se descubre este circuito, en cuyas paredes rocosas se resguardan varios sitios arqueológicos de grabados rupestres, y sus playas riberas cobijan a hermosos vergeles donde la vid crece a sus anchas.
El recorrido turístico comienza en la comunidad de Yanalpa e involucra a sus vecinos de Sococha, Chosconty y San Pedro.
Comunidad de Yanalpa
Privilegiado por un clima agradable en verano y frío en invierno, Yanalpa ubicada a ocho kilómetros de la ciudad de Villazón y a uno del límite internacional con la Argentina, a pesar de ser una pequeña comarca de no más de 10 viviendas, el lugar es por demás acogedor. Ideal para acampar un fin de semana junto a la familia o los amigos.
Ahí mismo existe un pequeño albergue turístico con capacidad de alojar a una veintena de visitantes, bueno, contando con el área de camping. Asimismo, se puede realizar paseos ecuestres, senderismo o agroturismo.
La presencia arqueológica traducida en arte rupestre es otro de los atractivos del circuito. Los que están inmortalizados en abrigos rocosos, a simple apreciación pueden identificarse una variedad de representaciones, donde los más comunes son los venados, constelaciones cósmicas e incluso las clásicas figuras incaicas.
De esta comunidad destaca su hacienda que, según comentarios habría pertenecido al Marqués de Tojo.
La gemela de esta hacienda se dice que es la que se encuentra en Yavi (Argentina), y está a no más de tres kilómetros, pasando la frontera.
Comunidad de Sococha
Marcado por majestuosos accidentes geográficos aptos para todo tipo de actividades extremas, la aventura le espera en cada rincón de esta hermosa comunidad.
Ubicada en medio de un desfiladero de areniscas coloradas y de un agradable clima templado en gran parte del año, la comunidad de Sococha tiene para el turismo tres propuestas en concreto: los grabados rupestres, sus rocas aptas para el turismo de aventura y su iglesia colonial. Amén de sus paisajes de serranías coloradas, en cuyos pies se produce una variedad de hortalizas, cereales y frutas, gracias al riego permanente del río Sococha que recibe las aguas desde la Argentina.
Sobre los grabados rupestres, estos existen en varios lugares, toda vez que gran parte de la zona está compuesta de rocas sedimentarias y en medio de ellas se han inmortalizado una serie de representaciones, siendo las más visibles las constelaciones cósmicas, reptiles, figuras incaicas y figuras antropomorfas.
Gran parte de estas mismas rocas son utilizadas como pistas para practicar deportes extremos de aventura como el rapel, escalada, tirolina y otro tipo de actividades más. A nivel histórico destacamos su iglesia colonial donde aún se conservan varias pinturas de épocas coloniales y están al resguardo de la comunidad. No podemos dejar de mencionar su exuberante flora y fauna nativa. Esta comunidad, durante la época colonial, también habría pertenecido al Marques de Tojo.
Comunidad de Chosconti
El mayor atractivo radica en los grabados rupestres que hay en dos sectores y la existencia de una hermosa cascada de caudal permanente. Para llegar a ambos lugares es necesario un poco de esfuerzo físico de caminatas alrededor de una a dos horas.
En este mismo circuito, siguiendo en la dirección norte, el siguiente destino por conocer es la comunidad de Chosconti. La economía de esta región, al igual que el resto de las comunidades asentadas en este circuito está en torno a la producción agrícola, siendo los productos más cultivados el maíz, las hortalizas y frutales. La uva es la fruta con mayor presencia, pues de ella elaboran el vino y los singanis caseros. No obstante, la uva empleada para la elaboración de estos productos es en menor cantidad, porque la mayoría es llevada a Tarija, y de ahí a los grandes viñedos.
En materia turística se destacan sus hermosos paisajes grisáceos que recuerdan a las zonas volcánicas. Sin entrar a ser un perito en materia, pero gran parte de este territorio hace suponer que en tiempos remotos habría sido parte de una zona de constante activación volcánica, dada la existencia de este tipo de rocas negruzcas.
Sin embargo, su mayor atractivo radica en los grabados rupestres que existen en dos sectores y, que actualmente es desconocido por la gran mayoría, incluido los villazonenses. No menos importante es la existencia de una hermosa cascada de caudal permanente; ésta se encuentra a unos tres kilómetros en sector sudoeste, a una hora de caminata.
Comunidad de San Pedro
Para quienes deseen pasar un fin de semana inolvidable en este circuito, la comunidad de San Pedro cuenta con un refugio turístico que ofrece desde áreas de camping, hasta servicio de alimentación. Y, la parada obligada es el refugio “Pásalo Bien”, un emprendimiento privado que los fines de semana pone a disposición de áreas de camping, zonas parrilleras, piscina y cancha de voleibol.
Pero llegar a San Pedro no supone hacer un turismo estacional, sino también de aventura. La existencia de varias cascadas y abrigos rocos de dimensiones considerables en medio de un desfiladero, es un destino perfecto para los amantes de aventura extrema, pues para llegar a ella es necesario un “poco” de esfuerzo físico. Si su gusto es por el rapel o la escalada, en toda esta zona existen varias paredes rocosas aptas para este tipo de deporte extremo.
Para los que gustan de los paseos sin mucha adrenalina, el agroturismo, el turismo comunitario o el enoturismo es lo más aconsejable. Especialmente éste último, debido a la existencia de varios pequeños viñedos, que aún funcionan desde la época colonial.
A decir de sus habitantes, la comunidad de San Pedro, al igual que las otras poblaciones vecinas asentadas en todo el lecho del río que comparten, está entre los mejores productores de vinos del país, porque aquí se produce la mejor uva. No será en cantidad considerable, pero los granos a pesar de ser pequeños, son tan dulces, que la mayor parte ya está destinado a los viñedos de Tarija.
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