Miles de cochabambinos, turistas nacionales y extranjeros visitaron ayer el Tunari atraídos por el manto de nieve que cubrió la cordillera. A pesar del intenso frío y la gran cantidad de motorizados que ascendió a la cima originando trancaderas de hasta un kilómetro, la población disfrutó de un singular domingo de nieve superando la cantidad de visitantes de años pasados.
Frente a un paisaje no muchas veces visto en la Llajta las familias acompañados de sus mascotas y cientos de jóvenes llegaron a las alturas en automóviles privados y públicos, motocicletas, cuadra tracks e incluso bicicletas desde tempranas horas.
En la cumbre abrigados con chompas, chulos, buzos, bufandas y guantes las familias armaron los tradicionales muñecos de nieve con alturas que incluso superaron los dos metros. Utilizaron ramas, paja brava, zanahorias e incluso destornilladores. Los decoraron con bufandas, lentes y sombreros “para abrigarlos”. Los más entusiastas fueron los más pequeños.
Entre tanto, los jóvenes se deslizaban en la nieve desde picos empinados utilizando bolsas plásticas, bañadores, neumáticos e incluyo pisos de automóviles. Los más creativos utilizaron una cama inflable de camping para deslizarse. No faltaron las “guerras” de bolas de nieve.
Sin embargo, debido a que la nieve cayó con intensidad, no pudieron ascender hasta el pico más elevado a la altura de la entrada a Morochata y Pocona. Ante ello, acamparon a lo largo del camino y prepararon parrilladas mientras otros optaron por camitas de hasta tres horas para apreciar el espectáculo blanco y jugar con la nieve. Maquinaria pesada de la Unidad de Gestión de Riesgos (UGR), la Alcaldía de Quillacollo y Bomberos despejaron las vías en la cumbre.
“Ha valido la pena escalar el Tunari y tomar varios micros”, señaló una de las visitantes Carola Riva. De igual manera, otra de las jóvenes, Lizbeth Velomonte dijo: “Pensamos volver la próxima nevada pero más equipadas”.
Con 72 años encima el ciclista Jorge Cordero contó que demoró cerca de seis horas en ascender al Tunari en bicicleta. “Ésta es la cuarta o quinta vez que subo cuando hay nieve. Lo que más sorprende es el paisaje y el cambio, esto normalmente es amarillo y verlo con nieve es una fiesta anual”, señaló. Cordero quedó “impresionado” con la visita masiva de la población.
Recomendó a las autoridades mejorar las vías con presencia policial.
El ascenso a la colina demora un promedio de dos horas desde Quillacollo; sin embargo, ayer los visitantes tardaron cuatro.
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