Turismo rural. Un pequeño emprendimiento grupal está creando interés en los citadinos, que constantemente están en la búsqueda de espacios abiertos, en el que se puede convivir con la naturaleza y los animales.
Apenas comienza a clarear el día cuando se escucha el canto del gallo, que invita a dejar el abrigo de la cama, para comenzar a gozar de las bondades de la vida en el campo. Para la mayoría de los visitantes, este es un sonido poco habitual, puesto que viven y crecieron en zonas urbanas.
Eso no significa que no sientan el apego por la vida de campo y una manera de vivir esta experiencia es disfrutar de unas breves vacaciones en este lugar especial.
“Campo Aventura, núcleo de actividades y servicios turísticos” es un hotel de Corani Pampa que trabaja hace tres años. Sus propietarios crearon un ambiente exclusivo, de comunión entre visitantes, naturaleza y animales
Además, la historia de este lugar cuenta de un proyecto social de alto impacto.
El hotel “Campo Aventura” se encuentra ubicado en la zona de Corani Pampa, cerca de la laguna de Corani.
A la altura del kilómetro 70 de la carretera nueva Cochabamba-Santa Cruz se gira a la izquierda y se recorren 13 kilómetros hasta llegar al lugar.
Valentina Rossi, administradora del hotel, asegura que la idea empezó a gestarse hace cinco años, cuando se analizó la oportunidad de obtener ingresos económicos, aprovechando el rebalse de turistas que llegaba a la zona, gracias a la fama que obtuvo un criadero y un restaurante de truchas colindante.
Actualmente, el proyecto hotelero tiene tres gestores: Danilo Gotti, Julio Córdova y Víctor Araníbar, quienes a su turno dejaron toda su energía para sacar a flote el proyecto hotelero.
Trabajando por amor a ellos
El origen del hotel tiene sus bases en una casa hogar para jóvenes creada y apoyada por laicos italianos.
Hace más de 20 años llegó a esta ciudad el italiano Danilo Gotti, con el deseo y la misión de construir una casa hogar para jóvenes con diferentes discapacidades.
“Este proyecto se hizo realidad gracias al aporte que recibía mensualmente de sus amigos, familiares y paisanos. Así, poco a poco pudo levantar la Casa familiar Danilo Gotti, un hogar de acogida y rehabilitación para adolescentes y jóvenes, que abrió sus puertas en 1990”, afirma Valentina Rossi, y que a la fecha aun se mantiene vigente.
Este sueño se inició con una casa dentro la ciudad y posteriormente surgió el deseo y la necesidad de contar con un espacio al aire libre para que estos jóvenes tengan la posibilidad de disfrutar de la vida del campo y además tener una terapia ocupacional.
Danilo Gotti compró un terreno en Corani Pampa y comenzó a construir lo necesario para ofrecer cobijo y descanso a los muchachos, quienes después vivían en el lugar y trabajaban la tierra para producir alimentos.
Durante este tiempo la finca se fue edificando lentamente, pues eran los mismos muchachos quienes colaboraban a levantar cuarto por cuarto. Incluso cuando se comenzó a construir la parte hotelera, estaban dispuestos a trabajar en este proyecto.
“Nos animamos a asumir el desafío de construir un hotel porque habían algunos visitantes que llegaban los fines de semana y se acercaban a la finca para alquilar los caballos o interactuar con los animales de la granja; y como se tenía la idea de que nuestros muchachos también socialicen con jóvenes sanos y de distintas realidades familiares a las suyas, nos animamos a abrir las puertas”, recuerda Valentina Rossi.
“A la fecha contamos con cuatro cuartos grandes, con capacidad para albergar hasta seis personas en cada uno, es decir, un máximo de 24. Asimismo, el restaurante tiene la capacidad para 50 comensales”, asegura la encargada del hotel.
“Se trabajó con un sistema de respeto integrado a la naturaleza, tratando de convivir en armonía; incluso velando el tipo de materiales que se emplearon en la construcción”, explica Julio Córdova, gerente administrador del hotel.
contacto con la naturaleza
El hotel tiene una extensión de cuatro hectáreas, ideal para ofrecer pequeños circuitos de cabalgata, paseos a pie o en movilidad de cuatro por cuatro, donde se pueden observar diferentes paisajes y disfrutar de la naturaleza en pleno.
Hace cinco años se lanzó el proyecto integral, que está compuesto por tres pilares: el primero, el área social con el trabajo desarrollado con los jóvenes; el segundo, la propuesta turística y de restaurante; y el tercero, aunque no menos importante, el cultivo agrícola de la finca.
“Se empezó con pequeños cultivos y la crianza de animales; pero, con el tiempo fue creciendo hasta convertirse en una pequeña granja, donde los niños tienen la posibilidad de convivir con ellos”, asegura Julio Córdova, quien también se encarga del adiestramiento y crianza de los caballos.
La edificación del hotel se encuentra en un terreno elevado, donde resalta la planicie verde y la arboleda del sector. Se supo aprovechar las características físicas del terreno para edificar allí el hotel, sin intervenir mucho en el entorno.
También hay dos estanques artificiales de agua. En uno de ellos se construyó un puente de madera, que permite a los visitantes abstraerse del mundo y observar el paisaje.
A un lado del hotel se encuentra la granja, donde habitan los animales en armonía. Los huéspedes pueden aprovechar para realizar algunas actividades sencillas como alimentar a los animales, limpiar el corral, recoger huevos e incluso ordeñar a las vacas.
Una experiencia única en su género para los niños que no tienen mucha cercanía con los animales del campo o incluso la oportunidad para confraternizar con los jóvenes que están trabajando allí.
De igual manera, los grupos de turistas pueden programar algunas actividades de trabajo en las granjas orgánicas, donde pueden cosechar las verduras u hortalizas que se prepararán ese día en el restaurante.
“Estamos tratando de consumir el 100 por ciento de los productos que se produce en la granja”, asegura Valentina Rossi.
De acuerdo a Córdova, esta es una actividad muy apreciada por los grupos de huéspedes, puesto que los más pequeñitos aprenden de cerca el proceso de cultivo de los alimentos que se servirán en el almuerzo.
Esta actividad también permite al personal, entre ellos los muchachos con discapacidades, a transmitir sus conocimientos y enseñarles a cuidar una huerta.
Otro programa de apoyo medioambiental que impulsa el hotel, es el proyecto de reforestación en la zona, donde los huéspedes tienen la oportunidad de plantar sus plantines y darles un nombre. Actividad que es realizada más por los pequeñitos.
“Los niños escriben su nombre sobre una piedra, la cual se deja a lado del plantín que sembraron. De esta manera el menor se siente importante para el mantenimiento del ecosistema, situación que genera incluso mayor compromiso con el medio ambiente”, asegura Julio Córdova.
El hotel también es la respuesta directa para aquellas personas que deseen tomar un descanso placentero, con contacto directo de la naturaleza y olvidarse, aunque sea por unos días del mundo tecnológico, ya que en Corani Pampa no existe el servicio de internet.
Cadena de sostenimiento
Si bien el objetivo inicial de esta hacienda era cultivar alimentos para su consumo, actualmente se está empleando este centro hotelero para atraer a los clientes; y de esta manera crear sustento económico para “la casa familiar Danilo Gotti”.
“En un inicio todo lo que se cultivaba en la casa hogar se enviaba a la ciudad para mantener el comedor; pero, con la implementación del hotel solo se despacha el remanente del consumo, situación que se quiere revertir con el tiempo y que sea la finca del hotel quien pueda sustentar ambos proyectos”, asegura Valentina Rossi.
Este hotel brinda calidad de vida, actividades y alimentación que responden a un sistema natural de preservación y respeto a la naturaleza; pero que, además, busca la inclusión de las personas con capacidades diferenciadas a un mundo de trabajo, equidad y respeto dentro del servicio en hotelería.
La satisfacción de aquellos que ya visitaron este lugar es una garantía.
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