El sector turístico que trabaja en torno al salar de Uyuni, el principal atractivo del país, enfrenta graves problemas porque este año han coincidido tres hechos que le afectan: La carrera del Dakar, que aleja a los turistas extranjeros; la falta de lluvias, que le quita al Salar su principal atractivo y la ausencia de inversión estatal en infraestructura. La información fue proporcionada por la presidenta de la Cámara Nacional de Operadores de Turismo de La Paz (Canotur), Lourdes Mukled, quien demandó apoyo gubernamental para mejorar las condiciones en la zona.
Cuando llueve, en el salar se forman unos charcos gigantes que reflejan las maravillas del cielo. Ese es el principal atractivo para los asiáticos, explicó la empresaria. “Es como si caminaran sobre el cielo, se entran a las acumulaciones de agua y juegan como niños, ‘pisan las estrellas’. Ese es el circuito que ellos tienen. Hacen ese largo viaje solo para ver los espejos del Salar, no les interesa los otros atractivos del Salar. Sin embargo este año eso no sucedió”, dijo a ANF.
Mukled explicó que existe un turismo denominado de naturaleza, al que no le interesa el Dakar, es más, muchas veces este tipo de personas viajan escapando de ese tipo de actividades. Entonces, este año, juntando el Dakar, la falta de lluvia y la poca inversión del Estado para sostener la hotelería del lugar, la situación se torna preocupante. “Es un duro golpe al turismo, los japoneses se fueron muy decepcionados”, expresó.
Comentó que los asiáticos representan el grupo más importante de visitantes al salar de Uyuni, pero como este año las condicione son desfavorables, la preocupación de los operadores se acrecienta.
Mukled explicó que son turistas muy particulares hacen sus reservaciones con mucho tiempo de anticipación. Este año a pesar de que las previsiones climatológicas señalaban que existirían precipitaciones de agua hasta abril, el cambio climático ocasionó que este fenómeno no se produzca y que los turistas asiáticos no pudieron ver los espejos del salar. “En este momento no hay agua en el salar, no llueve”, lamentó.
Respecto al Dakar, dijo que “en cierta forma sirve al territorio boliviano como ventana al mundo, pero eso no quiere decir que los turistas extranjeros lleguen al país atraídos por esta actividad. Sin embargo el Estado podría invertir en promocionar sostenidamente los atractivos turísticos del país, además de crear las condiciones para poder dar un servicio de calidad”.
Por ejemplo, señaló que durante los días en que se desarrolla el Dakar los hoteles están llenos, “indudablemente la hotelería se beneficia”, sin embargo, señaló que el turismo que se genera es interno, es nacional, esto quiere decir que recircula el peso boliviano, pero no se genera ingreso de divisas extranjeras.
“El Dakar no deja desarrollo, esos tres días se llevan cisternas de agua, de gasolina, luz, pero termina el Dakar y todo eso desaparece”, lamentó. “Nosotros quisiéramos que deje algo en Uyuni, pero no es así. En Uyuni actualmente hay solo tres gasolineras, de esas, dos no funcionan. Ese es un gran problema para la hotelería del lugar”.
Manifestó que un déficit que el gobierno debería atender con carácter de urgencia, es la falta de servicios básicos en lugares estratégicos para el turismo, como lo es Uyuni.
Si bien Mukled señala que no existen estadísticas oficiales de la visita de turistas asiáticos, asegura en los últimos años este turismo en el salar de Uyuni ha ido creciendo y que actualmente es uno de los grupos más importantes.
Según el INE en 2014 en Bolivia se registró un flujo migratorio de 1 millón 200 mil personas. Sin embargo, esta cifra debe ser desagregada de quienes ingresan en el país como turistas. Según la desagregación del INE, este número significaría apenas 570 mil turistas que ingresaron al país en esa gestión. “Pero el Viceministerio presenta la cifra global, lo que no sería correcto”, concluyó.
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