Pablo Chalen
Gerente General de Amadeus para la Región Norte de América Latina
Esta nueva era de los viajes de lujo está orientada hacia el logro de una experiencia invaluable de extremo a extremo, eso significa, desde el momento en que un pasajero se traslada hacia el aeropuerto hasta que llega de regreso a casa.
Latinoamérica es una región de incansables contrastes, postales y culturas que brinda a los viajeros un amplio abanico de parajes por descubrir, recorrer y disfrutar. Estas características de nuestro continente atraen año a año a los más exigentes viajeros, quienes, convencidos de que los bienes materiales ya no priman a la hora de buscar la felicidad, invierten su tiempo y recursos en vivir experiencias cada vez más enriquecedoras. Entre 2011 y 2015, el segmento de los viajes de lujo registró, en términos de vuelos realizados en primera clase o business, una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) del 4,5 %, que contrasta con el 4,2 % del resto de la industria.
Síntomas como el mencionado anteriormente son una señal de que el perfil de los viajeros varía constantemente. El deseo de los consumidores por vivir esas experiencias conduce al aumento de la demanda de los viajes de lujo. Nuestra más reciente investigación, Shaping the Future of Luxury Travel, así lo confirma. El estudio pone en evidencia que la industria de los viajes a nivel global está creciendo incluso más rápido que el producto interno bruto (PIB) mundial, y en él se destaca que el segmento de los viajes de lujo lo hace aún más rápido, algo que no nos debería sorprender considerando que los consumidores esperan que sus viajes sean cada vez más gratificantes y suntuosos, con consumidores globales cada vez más empoderados y con un mayor poder adquisitivo.
Un ejemplo nos puede situar mejor en el contexto de la proliferación que ha tenido el lujo en el turismo. Hasta hace no mucho, los spa solían asociarse con lujo de gama alta; ahora son prácticamente obligatorios en cada hotel de cuatro estrellas, por lo tanto, es imperativo "elevar el nivel" de servicio y durante un período relativamente corto de tiempo.
Ahora bien, ¿qué entendemos por viajes “de lujo”? Lo primero, es asimilar que los viajes de lujo son “subjetivos”. Para unos, podría ser un paseo en crucero o yate privado de millones de dólares por la Antártica; para otros, la tranquilidad de saber que sus necesidades alimentarias serán atendidas automáticamente durante toda su estadía en un hotel cinco estrellas. Esto es algo que los actores de la industria debemos tener claro. El estudio identifica seis categorías de viajeros de lujo con el fin de ayudar a los proveedores a llegar mejor a sus clientes: Siempre Lujo, Ocasión Especial, Mucho Dinero - Poco Tiempo, Bluxory, Estrictamente opulento, Independiente y Próspero.
Teniendo en mente lo anterior, cabe preguntarnos qué podemos hacer para reforzar este mercado del lujo en la región. Primero que todo, debemos entender el rol que juegan nuestras empresas en la prestación de experiencias de lujo integrales a los viajeros. Esto resulta primordial para mejorar la colaboración y fortalecer el objetivo sectorial de homogeneizar los servicios en este ámbito.. Además, explorar nuevas tecnologías e innovaciones para que la industria, en su conjunto, funcione mejor, será clave para alcanzar la máxima sofisticación en el servicio.
Este último punto resulta fundamental, pues la tecnología permite recoger datos de los pasajeros de principio a fin, pasándolos a través de la cadena de suministro del viaje mientras el viajero se desplaza a lo largo de todas las etapas del mismo. Mediante este proceso, la toma de decisiones y el ofrecimiento de alternativas será mucho más específico y acotado.
Destinos de lujo en América Latina
América Latina ha experimentado una favorable explosión en el último tiempo en lo que respecta a los viajes de lujo. Turistas de todo el mundo han centrado sus ojos en este excitante continente y algunos destinos tradicionales han comenzado a tomar ventaja de aquello, poniendo a disposición una oferta de hoteles y servicios de exclusividad cada vez más numeroso.
El crecimiento económico de la región, aunque mermado en el último tiempo, ha favorecido a la industria del turismo. Su riqueza se concentra principalmente en Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú, siendo los primeros dos destinos los que concentran el mayor número de millonarios, el principal mercado de la industria turística de lujo. Según un estudio del banco UBS, en el año 2014, la cifra de multimillonarios en América Latina aumentó un 37,8%, la mayoría de ellos en México y Brasil. En el caso de éste último, el último mundial de fútbol gatilló que la infraestructura turística de lujo creciera un 25%, algo que seguramente será aprovechado para la siguiente edición de los Juegos Olímpicos de Río 2016, a disputarse en los próximos días.
Como destinos, ya tenemos ofertas de todos los tipos de cadena de hoteles de lujo repartidas por la región que además de los ya conocidos en México, Caribe, Brasil, también novedades en lujo como Colombia, Argentina, Uruguay, Ecuador y Perú.
En Amadeus, estamos comprometidos a entender mejor el viajero y cómo nuestra industria del turismo debe evolucionar para satisfacer y superar las expectativas de los consumidores. Esta nueva era de los viajes de lujo está orientada hacia el logro de una experiencia invaluable de extremo a extremo, eso significa, desde el momento en que un pasajero se traslada hacia el aeropuerto hasta que llega de regreso a casa. La industria es consciente de que es necesaria una mayor colaboración entre las partes, y para ello, debemos trabajar en conjunto.
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