lunes, 26 de septiembre de 2016
Jordi Treserras propuso que Bolivia reconozca el valor de sus productos alimenticios
El experto español en patrimonio y turismo gastronómico Jordi Treserras propuso que Bolivia reconozca el valor de sus productos alimenticios para desarrollar circuitos turísticos con alianzas entre instituciones públicas y privadas.
Treserras, quien este fin de semana impartió una conferencia en el encuentro gastronómico Tambo 2016, que se celebra en la ciudad de Tarija, dijo el domingo a EFE que Bolivia “tiene un producto gastronómico muy interesante, pero poco valorizado”.
Destacó la diversidad de ecosistemas de Bolivia, que genera una gran gama de productos únicos, pero lamentó que en muchos casos no existen circuitos comerciales ni políticas adecuadas de protección de la denominación de origen para protegerlos, según dijo.
Traserras, que es profesor universitario en Barcelona y consultor de la Unesco en temas de patrimonio y turismo para Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela, puso como ejemplo la celebración en 2013 del Año Internacional de la Quinua a propuesta de Bolivia.
“La quinua llegó a todo el mundo, pero sin tener una denominación de origen ni nada que la protegiera”, lamentó el experto.
“Ahora te encuentras con quinua en todo el mundo, en Australia se está produciendo, o por ejemplo la Comisión Europea subvenciona 12.000 euros por hectárea si plantas quinua”, apuntó.
Treserras opinó que a Bolivia le sucede lo mismo con otros productos “que son experiencias únicas” como el chocolate silvestre de la Amazonía, los pescados amazónicos o frutos como el copuazú o el asaí, que los comercializa mejor Brasil.
En este sentido, Treserras propuso crear un ente que coordine políticas a favor de los productos propios del país.
Por otra parte, el consultor aseguró que mejorar la oferta de restaurantes y establecimientos es otra necesidad para aprovechar el potencial económico de la gastronomía boliviana y propuso crear una “categorización”, que podría incorporar la comida callejera.
Planteó la creación en La Paz de una agencia gastronómica que ofrezca itinerarios de turismo en el área, algo que, en su opinión, incluiría la comida de los mercados como la de restaurantes gourmet.
Lamentó que no haya lugares en Bolivia donde se puedan degustar chocolates amazónicos o la dificultad de comprar cafés del valle de Los Yungas, una zona de selva alta cerca de La Paz.
Por ejemplo, explicó, Chile tiene programas de turismo indígena y en el norte del país eso incluye la cocina aimara.
La aimara es la segunda identidad indígena más extendida en Bolivia, después de la quechua, pero no hay en La Paz una oferta de cursos de cocina con los conocimientos aimaras, aunque sí hay clases para hacer 'cordon bleu', reflexionó el experto.
Origen Denominación
“La quinua llegó a todo el mundo, pero sin tener una denominación de origen ni nada que la protegiera”, lamentó el experto. “Ahora te encuentras con quinua en todo el mundo, en Australia se está produciendo, o por ejemplo la Comisión Europea subvenciona 12.000 euros por hectárea si plantas quinua”.
Chocolate Sin protección
A Bolivia le ocurre lo mismo con otros productos “que son experiencias únicas”, según Treserras, como el chocolate silvestre de la Amazonía, los pescados amazónicos o frutos como el copuazú o el asaí, que los comercializa mejor Brasil.
Lo gourmet y los mercados
El experto que el fin de semana estuvo en Tarija recomienda también aprovechar el potencial económico de la gastronomía boliviana. Propone una “categorización”, incorporando la comida callejera, y la creación de una agencia gastronómica que ofrezca itinerarios de turismo en el área.
Cordon bleu vs. comida nativa
Treserras lamenta que en La Paz no se encuentre una oferta de cursos de cocina con los conocimientos aimaras, pero sí se pueda pasar clases para hacer 'cordon bleu'. En cambio, recuerda que en el norte de Chile, además de programas de turismo indígena, se dictan cursos de cocina aimara.
Sucre Gran potencial
El potencial turístico de la comida chuquisaqueña no está siendo bien aprovechado, más allá del esfuerzo privado. Se necesitan políticas públicas coordinadas con los directos involucrados para desarrollar una verdadera industria gastronómica ligada a la industria sin chimeneas.
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