Yossi Ghinsberg es un aventurero israelí que el año 1981 estuvo perdido tres días en la selva amazónica boliviana. Sobrevivió y narró sus peripecias en el libro Lost in the Jungle.
El texto fue la principal motivación para que turistas israelíes se interesen de sobremanera en visitar esa región del país. El destino preferido era Rurrenabaque, donde -según registros de la Dirección de Turismo del municipio- llegaban entre 14.000 y 17.000 viajeros por año. La cantidad de visitantes bajó significativamente después de que en agosto de 2014 se endureciera el trámite migratorio para los israelíes. En 2015, solamente 3.000 ciudadanos de ese país visitaron Rurrenabaque.
Cuando, a mediados de julio de 2014 se libraba una guerra en la Franja de Gaza que duró 50 días y dejó al menos 2.000 muertos, el presidente Evo Morales denunció el acuerdo sobre visas que tenía Bolivia con Israel desde 1972, por el cual los israelíes sólo debían presentar documento de identidad y pasaporte para ingresar al país.
Desde ese momento, los ciudadanos de ese Estado están contemplados en el "grupo III”, en el que figuran países declarados como terroristas o peligrosos: Afganistán, Angola, Camboya, Estados Unidos, Iraq, Puerto Rico, Ruanda y Siria, entre otros. Por esa razón, para entrar a Bolivia se requiere de un trámite más largo.
El inciso C del artículo 8 del decreto 1923 establece al respecto: "Las personas extranjeras pertenecientes al Grupo III de países requieren visa de ingreso por turismo o visita previa verificación de requisitos por la Dirección General de Migración”.
La "perla turística” en su mala hora
Su paisaje, su posición geográfica a los pies de las montañas, las sabanas, los ríos y lagunas, hacen de Rurrenabaque un lugar singular y uno de los principales sitios atractivos turísticos del país.
Sin embargo, los entrevistados sostienen que debido a la disposición indicada, hoteles, restaurantes, agencias de turismo y negocios de transporte se vieron menoscabados.
"Ese tema ha perjudicado hartísimo al turismo del pueblo. El Gobierno debería ver el tema de las visas a los israelitas, porque el 70% de los turistas que llegaban eran israelitas, ahora el turismo ha bajado, no hay flujo económico. Se siente desde el mototaxista hasta la señora que sale a vender sus empanadas”, indica Eliane Moreno, vicepresidenta del Concejo Municipal de Rurrenabaque.
"Ellos (los israelitas) rentaban la moto, no sólo un día o mediodía, a veces tres o cinco días… Ese era un buen ingreso para todos nosotros, para nuestras familias”, enfatiza con resignación el presidente del Sindicato de Mototaxis 16 de Julio, Eizar Mosqueira.
Bajas ganancias
Un mototaxista llegaba a ganar un promedio de 180 y 200 bolivianos por día, ahora lo mínimo que consiguen es hasta 120, trabajando desde las seis de la mañana. Rentar una moto en Rurrenabaque cuesta 30 bolivianos la hora.
Carlos Espinoza fue propietario del ya desaparecido Café de La Jungla. Explica algunos detalles sobre qué buscaban los israelíes en Rurrenabaque: "Los israelitas regatean en hoteles y en los tours, pero no para comer. A Juliano -restaurant gourmet- iban dos veces, a las 5 de la tarde, y volvían a las 10 de la noche. Gastaban en comida y dejaban buenas propinas”.
Este emprendedor comenta que los visitantes, si bien "tomaban los tours más baratos, iban a los restaurantes más caros, los cuales siempre estaban llenos”. Remarca que "no restringían el dinero para comer y tomar bien”.
Precisamente Juliano, uno de los restaurantes más caros del municipio, durante años fue el lugar predilecto de los israelitas.
Uno de los propietarios, Mehdi Maalaoui, indica cómo el negocio se tuvo que adaptar para sobrevivir ante la merma de los visitantes: hoy, los clientes son más turistas europeos y los chinos y españoles que trabajan en la región.
"Nosotros trabajamos con mucho israelita, pese a ser uno de los lugares más caros. Los israelitas venían a comer acá. En su tiempo, el 95% de los clientes al mes eran israelitas. Ahora hay empresas chinas y españolas que consumen en Juliano”, indica.
El hospedaje
En cuanto a la hotelería, la baja del turismo hebreo significó una "drástica caída” en el rubro durante el primer año, indican los entrevistados.
En la actualidad, estos espacios son utilizados por al menos dos razones: por la llegada de autoridades a la zona y por la presencia de ciudadanos chinos y de trabajadores de las empresas españolas. En San Buenaventura se edificó un ingenio azucarero; también se construye la carretera Ixiamas-San Buenaventura. "No obstante, no son turistas, terminan su trabajo y van a desaparecer”, sostiene Leoncio Janco, exdirector de Turismo de la Alcaldía.
Según un sondeo que realizó Página Siete en cinco hoteles, los turistas israelíes solían quedarse alrededor de 15 días en el pueblo, realizando las diferentes actividades, mientras que los turistas de otras nacionalidades tienden a quedarse entre tres y cuatro días.
El actual director de Turismo de Rurrenabaque, Oscar Ramírez, cree que la mejor medida es extender a 60 días el tiempo de estadía de los israelitas, quienes -sostiene- sólo tienen permiso para transitar legalmente por el país por 30 días.
"Pedimos que les flexibilicen su tiempo de estadía. Ahora van al Salar de Uyuni, a Tiwanaku, al lago (Titicaca), y por falta de tiempo ya no vienen acá”, manifestó la autoridad, quien además indicó que presentaron una nota a la Cancillería al respecto.
"Nos costó 50 años desarrollar el turismo”
Oscar Ramírez, director de Turismo del municipio de Rurrenabaque, en el departamento de Beni, explica cuáles son los riesgos que vislumbra el municipio, que atraviesa por la mayor crisis turística de su historia. Comenta que al municipio le costó 50 años desarrollar el turismo.
No obstante, sostiene que la construcción del puente que unirá Rurrenabaque con San Buenaventura y la represa de El Bala son dos elementos fundamentales para entender cómo puede transformarse el ecosistema de esta región.
¿El crecimiento de la industria influye en el turismo?
Tuvimos una percepción al respecto, y en varias reuniones lo tocamos: se está queriendo cambiar el enfoque económico de Rurrenabaque. O sea, volvernos un municipio productivo, pero productivo en el sentido de que, por ejemplo, la represa de El Bala, si consiguen hacerla, nos vamos a inundar. Tengo datos de que la inundación sería enorme. Hay otros estudios, y tampoco sabemos en realidad qué puede pasar.
¿Qué riesgos habría con su construcción?
Al poner una represa en El Bala va a desaparecer una parte del parque Madidi, que es uno de los principales atractivos; incluso comunidades van a desaparecer. No le veo el efecto económico. ¿Cuánto costaría producir energía para llevarla a Brasil? ¿Será rentable cruzar toda Bolivia en transporte de energía? Brasil nos va a comprar una energía muy alta por el transporte. No veo viabilidad en ese proyecto.
Ahora bien, si fuera cerca de la frontera estaríamos de acuerdo, porque es una opción de desarrollo, pero desde aquí no le veo. Hemos tenido reuniones con operadores y todos los involucrados en Rurrenabaque, y no le vemos la rentabilidad de proyecto.
¿La lejanía con la frontera es la principal falencia?
Si te pones a ver, la mayor parte de las represas de gran envergadura, como Itaipú (Brasil-Paraguay), están cerca de la frontera. Eso permite el acceso directo a países vecinos. En cambio de aquí vamos a tener que cruzar todo el llano boliviano para llegar a Brasil. Esa es nuestra percepción.
Con todo ese panorama adverso que se vislumbra, ¿pensaron en un plan "B”?
Hemos pensado que si dejamos de ser turísticos, pero que nos paguen regalías por los megas que vamos a producir. Pero si va a tener rentabilidad el proyecto…
En conclusión, ¿se puede decir que el desarrollo les va a quitar el atractivo turístico?
Claro. Nos ha costado como 50 años desarrollar el turismo. Hemos tropezado, gateando, caminando. Ahora somos el primer municipio de Bolivia que ha hecho una ley de servicios turísticos, en la que fijamos un precio de 1.200 bolivianos mínimo por tres días de tour. Antes se cobraba 300 o 400 por un tour de mala calidad.
¿De momento, quiénes han sido los más damnificados en el municipio?
En sí, todos. Las familias que fueron desocupadas, que se les pagó muy poco por sus casas para construir el puente. Eso va a ir afectando al turismo, el turista ya no se va a encontrar con la naturaleza que busca aquí. Dejaríamos de ser turísticos, pero no recibimos nada a cambio.
¿CAMBIOS EN RURRENABAQUE?
La construcción del puente para unir a Rurrenabaque con San Buenaventura y la construcción de la represa del Bala son elementos que cambiarían el turismo en Rurrenabaque, según explicaron autoridades y pobladores del lugar. De momento, se harán pasos de transporte de alto tonelaje, motivo por el cual se derribaron cerros y árboles para allanar la vía de acceso al puente.
Eliane Moreno, vicepresidenta del Consejo Municipal de Rurrenabaque, explica cómo puede afectar el desarrollo de la zona al turismo del pueblo: "Rurrenabaque es un lugar más tranquilo, más calmado, en el sentido de que la construcción del puente va a traer desarrollo, pero acarrea consecuencias en el turismo. El tránsito de gente hace que llegue mayor afluencia de gente que no conoce nuestra cultura. Antes Rurrenabaque era más limpio”, indica.
En junio de 2015, con Anacleto Dávalos como alcalde, comenzó a construirse el puente que unirá a Rurrenabaque y San Buenaventura; su finalización será en 2019.
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