Los operadores de turismo de la Amazonía boliviana pidieron al Gobierno que la promoción turística no se concentre solamente en el Salar de Uyuni (Potosí) y que se generen alianzas para atraer a turistas a otros lugares del país.
“Consideramos que es importante que comencemos a trabajar más pensando en los diferentes atractivos de Bolivia”, reclamó el empresario Wilmar Janco, de la localidad amazónica de Rurrenabaque, en un encuentro de promoción turística que se celebra este fin de semana.
Se trata de “Comparte Bolivia, Amazonía fascinante”, un programa impulsado por el Ministerio de Culturas para fomentar y promocionar el turismo interno.
Rurrenabaque es un municipio ubicado en la ribera del río Beni de la cuenca amazónica y su entorno tiene una gran diversidad de flora y fauna en áreas como el Parque nacional Madidi, las Pampas de Yacuma o la reserva de la biosfera Pilón-Lajas, donde se ofertan paquetes turísticos de varios días que incluyen caminatas o paseos en barco.
“Al país ingresa casi un millón de turistas al año, pero el principal destino que visitan es el Salar de Uyuni que tiene al menos 300 mil turistas en 2016 y por ejemplo Rurrenabaque llega apenas al 10 %”, dijo Janco.
Por ello, reclamó generar alianzas entre los operadores de turismo del Salar de Uyuni con los de la Amazonía boliviana para que existan rutas turísticas que unan estos dos lugares.
“Vincular La Paz, Rurrenabaque y Uyuni es importante para nosotros para lograr que desde allí el turista pueda ir a la Amazonía”, sostuvo.
En declaraciones a Efe, varios operadores explicaron que el flujo turístico ha decaído en Rurrenabaque desde que se exige visas a los turistas israelíes desde 2014 por decisión del presidente Evo Morales.
“Otros años en esta temporada el hotel ya estaba lleno de extranjeros, pero ahora tenemos unos cuantos huéspedes”, dijo a Efe Valentín luna, gerente de la empresa comunitaria de turismo San Miguel del Bala.
El Parque Nacional Madidi es un destino muy popular entre turistas israelíes por la historia de Yossi Ghinsberg, un escritor de esa nacionalidad que estuvo varias semanas perdido en la zona en una expedición en 1981 y relató su experiencia de supervivencia en el libro “Perdido en la selva”.
Otra operadora turística que prefirió no dar su nombre expresó que en este año no ha tenido ni un cliente israelita y pidió que se pueda abrir otros mercados para que no desaparezcan estas empresas.
“He notado que ahora llegan más turistas ingleses y australianos y sería bueno que se pueda realizar estrategias para atraer este público”, manifestó.
El visado tiene un costo de 135 dólares que ha significado un obstáculo para los turistas de Israel, según los operadores. (EFE)
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