martes, 11 de julio de 2017
Huari Huari
Huari Huari, un asentamiento minero por excelencia, quiere salir de la marginación y el anonimato mediante la recuperación de su historia: antes de la llegada de los españoles, durante la colonia y la república, conjuncionando las vivencias de esos periodos plasmadas en sus edificaciones, arquitectura, costumbres y tradiciones, para dedicarse al turismo como una forma de vida.
La comunidad de Huari Huari pertenece al Distrito 15 del municipio de Potosí, provincia Tomás Frías de ese departamento. Está ubicada a 27 kilómetros de la ciudad capital y sus cerros más elevados son depositarios de una variedad de minerales. Allí estuvo un equipo de la revista ECOS, para conocer su realidad.
El pueblito se encuentra enclavado en el fondo de unas serranías que lo rodean, decorado con paisaje andino. El terreno no es plano, sino irregular, accidentado y con pendientes. Las viviendas, desordenadas, no planificadas, con estrechas y serpenteantes callejuelas de tierra; aun así, el lugar posee una innegable belleza rústica.
El común denominador son casitas de una planta, aunque hay excepciones de algunas que tienen dos: allí todavía prevalece el adobe, la piedra, la paja y las tejas, con la constante amenaza de la introducción de la calamina.
En algunos puntos se divisan puertas, ventanas pequeñas y gradas que delatan la influencia española. Al ver este paisaje no se puede evitar pensar que con un revoque de cal o estuco en las paredes, una buena limpieza en las construcciones con piedra, en las calles, patios y conservando los techos de paja y tejas, con empedrado de arterias, el pueblo se convertiría en un encantador, pintoresco y atractivo lugar para los turistas nacionales y extranjeros.
Severino Jaita Oyola es abogado e historiador nacido en Huari Huari. Dice que la escritura correcta es Wari Wari, que proviene de la lengua aymara y quiere decir “vicuña” (en tiempos precolombinos había una gran cantidad de esos camélidos). Con el tiempo los españoles cambiaron el nombre a Guari Guari y en el siglo XX a Huari Huari, como se conoce hasta hoy.
Fue creado como cantón el 31 de enero de 1986, con las comunidades Pucara, Villa Chaquilla, Chaquilla Alta y Huari Huari Palca, pero de acuerdo a la Constitución Política del Estado tiene estructura de ayllu.
Según Jaita Oyola, esta comunidad vive marginada, excluida y en el anonimato desde la época republicana, a pesar de su riqueza en minerales que fueron explotados desde mucho antes de la llegada de los españoles a América.
Los comunarios están conscientes de que se acabarán los minerales —recursos no renovables—, motivo por el que buscan dedicarse a la actividad turística.
Juan Orko Martínez, habitante de Huari Huari, cuenta a ECOS que casi todos los habitantes se dedicaron a la actividad minera pero ahora están tomando conciencia de que los minerales se acaban. “Hay muy pocas vetas, por eso queremos cambiar de vida y dedicarnos al turismo. Nos estamos uniendo para alcanzar ese objetivo”.
Con ese motivo impulsaron la ruta de turismo comunitario en el Distrito 15 del municipio de Potosí, que por el momento comprende el recorrido por los atractivos turísticos y la dotación de alimentos consistente en platos típicos del lugar, entre otros el ají de lizas, quispiño, pizara, phiri, mote de maíz y papas con queso.
Su historia
El historiador Jaita, al remarcar que Huari Huari es un ayllu muy antiguo, de la época preincaica, indica que desde ese entonces se explotaba la plata y después cuando llegaron los españoles sometieron a sus habitantes y se apropiaron de las tierras agrícolas y mineras.
Los originarios habitaban en la parte alta de las serranías, pero los españoles les obligaron a trasladar el pueblo a la parte más baja debido al clima frío y por el interés de la explotación minera. Luego los sometieron, convirtiéndolos en pongos y mitayos (en 1829 tenía apenas 64→ →yanaconas o contribuyentes que formaban parte del curato de Chullchukani) hasta la Revolución Agraria de 1952, cuando fueron liberados. Ahora la comunidad tiene aproximadamente 3.000 habitantes.
Datos que se pierden
Según Jaita, hay pocos datos históricos sobre este lugar; se perdieron, la mayor parte de la información se transmitió de forma oral y tiende a desaparecer. Por eso, dice él, es importante recuperar la memoria consultando en los archivos.
“Estamos en ese trance de recuperar lo que fue antes. Ahora nos dedicamos a la minería pero antes nuestros antepasados se dedicaban a la agricultura. Hasta ahora se produce papa, cebada, haba, trigo. El pueblo tiene luz y agua, aunque no es tan potable: está contaminada con los minerales. No gozamos nada del Estado: las calles, nuestra plaza, el pueblo en general está descuidado”, expresó otro lugareño.
Actividad minera
Los comunarios dicen que hasta hace unos años funcionaba y operaba en el lugar la empresa minera “Caballo Blanco” S.A., dependiente de la Compañía Minera del Sur (COMSUR), de propiedad del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Ahora solo quedan vestigios materiales de su funcionamiento.
Jaita sostiene que “varias personalidades y algunos presidentes de la república fueron patrones en Huari Huari, como Eliodoro Villazón, uno de los propietarios de la finca rústica; Mamerto Urriolagoitia tenía concesiones mineras en Huari Huari, al igual que los ex presidentes Víctor Paz y Gonzalo Sánchez de Lozada”.
Asimismo refiere que las minas coloniales existentes en Orcko Kochilla tenían grandes yacimientos de plata con 27 bocaminas que en la actualidad llegan casi al centenar.
Fauna y flora
La fauna es variada, aunque desaparecieron algunas especies como la vicuña, que siglos atrás campeaba por aquí. Quedaron zorros, liebres, vizcachas, culebras, lagartos, ranas, conejo cuy, perdiz, búhos, chulupis, papa chingueros, cóndores, halcón y una buena variedad de aves pequeñas.
Pese a que el paisaje es de puna, hay algunos sectores con bastante vegetación cuya flora se distingue cuando se observa con atención.
Jaita explica que la mayoría de las plantas son nativas, como la chillca, lloq’e (tiene unos cuatro metros de alto), huanca (tres metros), chinchircomas, janancachis, quewiña (hasta seis metros de alto), th’ola, waych’a, canlli, motia, añaguayo, muña, paja amarilla, paja brava, cardón, k’ucu, leqho, ayrampo y otras variedades.
Fiesta
Hasta la década de los 70, en Huari Huari se celebraban diez fiestas, pero se redujeron a tres.
Su patrona es la Virgen de la Candelaria.
“La fiesta se celebra una semana después de Pascua, para Cuasimodo”, precisa Jaita a ECOS. •
¡Alerta! La antigua capilla se deteriora
En el pueblo hay una capilla construida durante la colonia, tiene 210 años de antigüedad y actualmente es de una nave. La construcción posee una torre y un patio en la parte delantera.
En el recorrido que hicimos por el lugar, ECOS pudo evidenciar que su interior está malogrado y las cubiertas en mal estado.
Sus paredes tenían lienzos grandes de autores anónimos que fueron robados. De acuerdo con la información recogida de comunarios, hasta hoy, se desconoce a los autores. Todavía quedan algunas pinturas, que están en pleno proceso de deterioro y requieren de una urgente restauración.
“Hace unos seis años alguien que conoce bien la iglesia se entró, nos han robado y se han llevado las pinturas. Nosotros queremos que se convierta en patrimonio, queremos refaccionar la iglesia, queremos buscar los recursos para recuperar como era antiguamente”, dice el comunario Juan Orko Martínez.
El 4 de noviembre pasado, el Concejo Municipal de Potosí, atendiendo su valor histórico, que constituye un elemento alternativo y manifestación popular con carácter turístico cultural, declaró al templo de Huari Huari como “Patrimonio Arquitectónico, Histórico y Cultural”.
Por tanto, el Gobierno Autónomo Municipal de Potosí debe implementar políticas interinstitucionales públicas y privadas destinadas a proteger, preservar, promocionar y fortalecer este templo, como manifestación tradicional, popular y actividad turística y económica de interés municipal, contando para el efecto con los reglamentos y normas necesarias para evitar su destrucción.
El documento está firmado por el presidente de la Comisión Jurídica, Turismo, Cultura y Preservación de Áreas Históricas, René Félix Navarro.
El gestor e impulsor de la declaratoria es el concejal Marcelino Vedia.
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